Concepto que utiliza el jugador de revés que, creyéndose un regalo para el mundo del pádel, se queja de esta forma de que le han hecho la nevera y solo ha jugado su compañero. El partido, según su análisis, no ha tenido calidad, ni interés: él prácticamente no ha jugado. Ha sido un partido aburrido, partido de drives.
Como podéis imaginar, el partido lo han perdido pero no es su responsabilidad, este no puntúa en el casillero de las derrotas porque él no ha jugado lo que debiera. Partido de drives, partido que pierde el drive.
Pregunta de examen: si lo hubiesen ganado ¿sería partido de reveses?.
Pregunta pendiente de respuesta.
Ya sabemos todos que el malo de la pareja juega siempre en el drive. El bueno, el que es realmente bueno, juega en el revés, lleva la iniciativa y el peso del partido, lo decide. ¿El drive quién o qué es?. Un mero acompañante en muchas ocasiones, el que no tiene que fallar una bola, para eso es el drive, alguien gris que no puede quitar brillo a su excelso compañero de revés. Su misión es meter bolas, madurar el punto para que se luzca el revés y lo acabe ganando. Con no estropearle el partido al revés es suficiente. En ocasiones, parece que algunos quisieran reducir al drive a un papel de sumiso acompañante, obediente, disciplinado y agradecido.
El ego es el pecado capital más importante en el mundo del pádel, nos distorsiona la visión. Curiosamente, no nos hace verlo borroso, normalmente es lo contario, el ego nos hace ver las cosas muy claras: “el partido ha sido así, como yo lo veo y no se me pasa por la cabeza que alguien pueda hacer otra lectura. Ni por asomo”. Pero es una visión casi siempre distorsionada de la realidad, incapaz de incorporar al análisis otros puntos de vista.
Todos sabemos que el pádel es cosa de dos y que, si bien el que juega en el revés, sea diestro o zurdo, es el más indicado para atacar la bola del centro de la pista y terminar el punto al tener más amplitud de campo, los partidos los gana y los pierde la pareja.
¿Y tú qué eres: drive o revés?